Imagen extraída de "Semilla de Dios"
Lc 1, 57-66. 80: ...preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Zacarías pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre.".
Para los Esposos
Isabel y Zacarías eran un matrimonio feliz, pero en sus corazones llevaban una gran pena. ¡No tenían hijos!, cosa que para los judíos se consideraba una desgracia. Ahora en su ancianidad van a tener su dicha completa. Dios les otorga uno. Cuando hay amor, con o sin hijos, el matrimonio va sobre ruedas. Tener o no hijos, nunca debe ser consecuencia de actos egoístas. "Luisito, quieres que encarguemos un hermanito", le pregunta su papá. Luisito responde: "No, prefiero un "Iphone" último modelo". Y Luisito se queda de dueño de su casa y de la voluntad de su mamá y papá. ¿Eres mamá o papá de algún luisito?
Julián Escobar.
El mendigo y el pan.
Un día se me acercó un mendigo y me dijo, “Quiero pan”.
“Eres muy listo y has encontrado la mejor panadería de la ciudad”, le dije.
Cogí un libro de recetas de la estantería y comencé a decirle todo lo que sabía sobre el pan.
Le hablé de la harina de trigo y de cebada. Mis conocimientos me impresionaron incluso a mí a medida que le recitaba las medidas y la receta del pan. Le miré y me sonreía.
“Sólo quiero pan”, dijo una vez más.
“Eres muy listo”. Aplaudo tu elección. “Sígueme y te enseñaré mi panadería. Le guié por las salas donde se prepara la masa y los hornos donde se cuece el pan.
“Ninguna panadería tiene dependencias como éstas. Tenemos pan para todas las necesidades. Pero te voy a enseñar lo mejor, “la sala de nuestra inspiración”.
Entramos en el salón de actos, subí al ambón y le dije “Gentes de todo el contorno vienen a escucharme. Una vez a la semana reúno a mis trabajadores y les leo la receta del libro de la vida”.
Le pregunté al mendigo sentado en la primera fila si quería hacerme alguna pregunta.
“No”, dijo, “sólo quiero un trozo de pan”.
“Eres muy listo”, le dije y lo conduje a la puerta de entrada.
“Mira, en esta calle hay muchas panaderías, pero ninguna de ellas hace bien el pan, por más que lo llamen pan, porque ninguna sigue la receta del libro”.
El mendigo dio media vuelta y se marchó. “¿No quieres un trozo de pan?”, le grité.
Se detuvo, me miró, se encogió de hombros y me dijo, “Creo que he perdido el apetito”.
Texto extraído de "Parroquia Soria"
Vídeo de "Youtube"
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