Imagen extraída de "Soy de Jesús"
Lc 8, 19-21: "Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra y la ponen por obra".
Educar y educarnos
- Los hijos se hacen mayores, apenas sí están en casa y cuando están... Así que mi esposa y yo estamos algo deprimidos. ¿Ha valido la pena tantos sacrificios realizados por ellos.
- ¿Valió la pena que sus padres los hicieran por ustedes? Y no piensen que sus padres se sacrificaron menos que usted por sus hijos. Así que hágase esta pregunta: "¿Valió la pena que mis padres se sacrificaran por mí?". Si la respuesta es sí, ¡estupendo!. Si es no, procure usted que sus hijos, a la edad de usted si se hacen la misma pregunta, con satisfacción y agradecimiento, respondan: ¡Si!, sí, mis padres se sacrificaron por mí y yo se lo he "pagado" un poco haciendo que se sientan orgullosos de mí.
El sacrificio que se hace por amor no es baldío El mundo le recordará a usted por sus hijos, no por lo que trabajó en tal o cual empresa.
Julián Escobar.
Reflexión 29.
Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que escuchó el "Magnificat" de Bach, dio un nuevo sorbo a su martini -con dos aceitunas como siempre- y continuó:
- Dios, que expulsó del Paraíso al hombre y la mujer, no expulsó de él a los animales. Eso quiere decir que no han perdido su inocencia. Nosotros, en cambio, pervertimos la prístina animalidad que había en nosotros, y llegamos al aberrante extremo de llamar malo, bajo y sucio a lo que de animal hay en nosotros.
- Hemos enredado con mil absurdas confusiones la santa simplicidad de nuestro instinto -siguió diciendo Jean Cusset-. Alguna vez quizá, después de 20 siglos más de errores, y luego de una larga y penosa evolución espiritual, llegaremos de nuevo a ser otra vez tan puros y tan inocentes como los animales.
Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini. Con dos aceitunas, como siempre. Colaboración de Mario Pablo Vásquez de México, D.F.
Texto extraído de "Pensamientos"
Vídeo de "Youtube"
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