Imagen extraída de "La misión católica"
Lc 10, 1-9 (+Leer): ."La mies es abundante y los obreros pocos; rogad pues, al dueño de la mies que mande obreros a la mies".
Educar y educarnos
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¡Vaya, ya tenía yo ganas de conocerla, Isabel, su marido, Manuel, habla mucho de usted!
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Pues a mí los maridos que hablan mucho… bueno, las
personas que hablan mucho me producen desconfianza. ¡Cuando se habla mucho es
que se quiere tapar muchas deficiencias! Hablar mucho es como esos cristales
opacos que quieren ocultar lo que hay tras ellos.
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Jaja… ¡tiene razón Manuel, es usted “de armas tomar”!
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¿Dice mi Manuel que yo soy “de armas tomar”?
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¡No, no! Me he expresado mal. Quiero decir… valiosa,
original, una mujer muy sensata.
-
Bueno, viniendo estos “halagos” de un ateo que lee la
Biblia y se cree un exegeta, me los tomaré como sinceros. Mi Manuel es
buenísimo, pero… ¡No sé si anda con buenas compañías! No se ofenda, pero un
ateo que lee la Biblia y no se convierte, es que tiene el corazón revestido de
alquitrán.
-
¡Me está usted ofendiendo, señora!
-
¡Venga, venga, déjese de remilgos! ¿no se ríe usted de
los que vamos a Misa? Pues yo no me río de los “buenos ateos”, pero sí de los
ateos que no paran de hablar de Dios. ¿Por qué hablan tanto de Alguien que no
existe?
Y usted…
- ¿Su corazón es creyente?
- ¿Habla usted mucho y reza poco?
Julián Escobar.
Vídeo de "Youtube"
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