Imagen extraída de "Matutinas de Esperanza"
Mc 9, 41-50 (+Leer): ..."... que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros".
Educar y educarnos
- Manuel, ¿por qué se casa la gente si más de la mitad se divorcian? ¿No sería mejor que cada uno haga lo que quiera?
- ¡Si lo oye mi Isabel es usted hombre muerto! Respóndame: ¿cuánto tiempo hemos tardado en darnos cuenta que talando bosques, construyendo fábricas con emisiones tóxicas… haciendo cada uno lo que quería, estábamos destruyendo el ecosistema en el que vivimos y respiramos? Ahora nos lamentamos. Pues sepa usted que queriendo o permitiendo leyes anti-familia, desestabilizando el matrimonio, proclamando el divorcio como panacea de modernismo y progreso, la humanidad se constipa y las estructuras básicas sociales pueden entrar en coma.
- Jaja... ¡No es para tanto, Manuel!
- ¡Ah! ¿No? ¿Quiénes son los más desprotegidos, los más vulnerables? Los niños. Y estos sufren cada semana el cambio de “residencia”. Con mamá de lunes a viernes, con papá los sábados y domingos. ¿Qué sucede con los ancianos sin recursos? Decía Napoleón que por cada catecismo se ahorraba cien policías.
Mire, un matrimonio comparte la labor de educar y sacar adelante a sus hijos. Parte del dinero que ganan lo emplean en sus hijos. No es lo mismo ser padres que tener hijos. Tener hijos los puede tener “el que quiera”, pero ser padres es muy distinto. Hoy no está de moda, incluso te etiquetan con improperios cuando dices que la “familia es un elemento crucial para la humanidad”. Y pueden llegar a fusilarte verbalmente si añades que las familias rotas o inestables producen personas que no están cómodas en la sociedad”.
Y usted…
¿Qué hace usted por su familia?
¿Cuánto tiempo dedica a sus hijos?
Julián Escobar.
Vídeo de "Youtube"
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