Imagen extraída de "www.escuelaenlanube.com"
- ¿Cómo miras a las personas?
- ¿Miras con ternura, con alegría y comprensión?
¿Recuerdas cómo miró mi Hijo a su apóstol Pedro ante su cobardía? ¡Lo miró con ternura! En su cara no había reproche. Es buenísimo ser santo, pero es mejor acoger el perdón de mi Hijo. ¡Yo perdono, todo lo que perdona mi Hijo! Pedro abrazó el perdón, ¿por qué Judas no fue después de su traición a buscar el amor y la mirada misericordiosa de mi Hijo? Recuerda que es grande mirar a mi Hijo. ¡Nunca, nunca dejes de salir de ti el amor a mi Hijo, y permite a tus ojos dirigirlos a Él! Si tu mirada se cruza con la tuya, estarás salvo. Procura cuando mires a tu familia, a tus amigos, tus miradas nunca sean de reproches y menos acusatorias. ¡Mira para salvar nunca para condenar!
Julián Escobar.
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