- ¿Te tapas los ojos y los oídos a lo que sucede a tu alrededor?
- ¿Te implicas en despejar problemas de tu alrededor?
Seguro que lo recuerdas. Ulises, advertido por la diosa Circe del peligro que era el canto de las Sirenas, ordenó tapar con cera los oídos de sus remeros y se hizo atar al mástil del navío. Si por el hechizo, les dijo Ulises, pedía que lo soltasen, debían apretar más fuerte sus ataduras. Gracias a esta estratagema Ulises fue el único ser humano que oyó el canto de las sirenas que devoraban a los que se dejaban seducir, y sobrevivió. Los cristianos debéis abrir vuestro corazón a Jesucristo y cerrarlo a los egoísmos que son el cantar de las sirenas. ¿Coqueteas con la indiferencia? ¿Escuchas los cánticos seductores que te dicen que el dolor y la pobreza de los demás no deben importarte?
Julián Escobar.
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