Imagen extraída de "2.bp.blogspot.com"
- ¿Le pones alegría a lo que haces y hablas?
- ¿Eres la tristeza con dos piernas?
Señor, soy Matilde, mi marido es Narciso, y vengo a pedirte perdón por todas mis quejas. El domingo en Misa me quedé mirando una imagen de Cristo y me sentí mal por mis quejas. Sentí que Él pone su cabeza para que coloquen la corona de espinas, para quitarnos las nuestras. Pone sus manos y pies para que los traspasen con los clavos y librarnos a nosotros de ellos. Vi sus ojos entreabiertos mirándome con ternura, como diciéndome, “la cruz me pesa, pero aún, si quieres, puedo aguantar tus quejas y lamentos”. Sentí un repelús de vergüenza, pues me quejo de que a mis 80 años tengo ciática en una pierna. Te pido perdón, Señor, por convertir tantas veces lo que deberían ser alegrías en penas”. ¿Te quejas frecuentemente? ¿Eres la triste pena?
Julián Escobar.
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