Yo, Dios, te pregunto
- ¿Reprimes tus alegrías?
- ¿Ocultas tus tristezas?
Siempre es una alegría la visita de Narciso. Hoy me dijo: Señor, que nunca me faltan las ilusiones de buscarte en cada persona y en cada acontecimiento. Y me contó: «Johel era un jovencito que entró llorando en casa de su abuelo. Las lágrimas le corrían por sus mejillas: “¿qué te ocurre?” “Mi amigo me ha abandonado, no ha sido cortés. Jugábamos al escondite y no me escondí tan bien que se cansó de buscarme y se marchó”. El abuelo le dijo: “Debería haberte avisado que se marchaba. Pero eso mismo hacemos con Dios. Nos cansamos enseguida de buscarle y lo dejamos”». ¡Dios se oculta un poco en tu esposa/o, en tus hijos, en tus padres… y lo dejas y vas en busca de otras cosas o personas!
¿Buscarás a mi Hijo Jesús en el Nacimiento de tu hogar? ¿Lo buscarás en el beso de tus padres?
Julián Escobar.
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