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- ¿Qué cosas buenas le das a los que se te acercan?
- ¿Se van mejores que cuando a ti se acercaron?
Hay una frase que me gustaría que la guardases en tu mente y en tu corazón: “Nadie se acercó a ella que no se fuera mejor” (Santa Catalina de Sena). ¿Recuerdas al anciano Simeón del Evangelio? Todo su anhelo era conocer al Mesías antes de morir. María y José llegaron con el Niño Dios al templo y lo pudo tener en sus brazos. Lleno de emoción, me hizo esta oración: “Ahora, Señor, puedes dejarme ir en paz de este mundo, porque mis ojos han visto al Salvador…” En tus brazos no tendrás a Jesucristo como lo sostuvo Simeón, pero lo puedes tener en tu vida, en tu corazón, en lo que dices y haces, y luego ofrecerlo a los demás. ¿Qué cara pones cuando te piden un favor? ¿Cómo respondes a quien te hace una pregunta en el peor de los momentos?
Julián Escobar.
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