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- ¿Pretendes dominar a la gente?
- ¿Te sientes más importante que los demás?
«Señor, vengo angustiada por un sueño. En el sueño he visto a un joven altivo como un toro, dominador, de alta frente, como desafiando con sus astas bien puestas. ¡Ay! ¡De los que me gustan a mí! Y de pronto llegaba yo, con una soga que le enroscaba, como si fuera una serpiente a su cuello y lo ataba a una estaca en el suelo de la que pendía una argolla que era un ánimo de novia. El toro, ¡ay, perdón! El joven, se resiste, cabecea con tozudez y no cede, y en un embiste rompe la soga y sale corriendo. ¿Qué te parece Señor el sueño? ¿Tendrá que ver conmigo, algo? Es verdad que quien se case conmigo ha de obedecerme, y no mirar a otras, y nada de salir con amigos… ¡En casa, en casa y bien sujeto! Señor, ¿por qué tengo que soñar sueños tan ajenos a mí?»
Julián Escobar.
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