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- ¿Cómo te imaginas a Dios?
- ¿Lo sientes como tu Padre?
¡Señor, Señor, mi nieto Jaime me inquieta! Me ha contado que un “ateo” que trabaja con él en la oficina el otro día… ¡Te lo cuento! “¡Tú, Jaime! ¿Cómo es tu Dios, grande o pequeño?”, le preguntó con ironía y mala L… Y mi nieto le respondió: “Es tan grande que no cabe en tu cabeza de ateo, y es tan pequeño, que habita en los corazones de los cristianos sencillos y buenos”. Y mi nieto que es de órdago y medio, viendo al “ateo” serio, le dio una palmadita en el hombro y le dijo: “No te preocupes Zacarías, que aunque de cabeza seas ateo, de corazón eres grande y bueno y te sucederá como al Zacarías del Evangelio, el padre de san Juan Bautista, que de joven era estéril y de viejo fue padre”. ¡Y el Zacarías “ateo” lo invitó a un café! ¡Sé ateo de tus dioses, no de Dios!
Julián Escobar.
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