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- ¿Te crees sabio, incluso para dar consejos?
- ¿Qué le pedirías a Dios si te concediera un solo favor?
Un padre estaba contento con su hijo, pero un día vio con tristeza que su hijo dejaba de ir a la Iglesia y tampoco rezaba.
- Confío en mí – le dijo el hijo- y ¿para qué voy a rezar? Dios lo sabe todo, ¿para qué va a necesitar mis palabras para enterarse de cuánto necesito? ¿No me concederá espontáneamente lo que me convenga?
El padre estaba absorto por la tristeza del camino que había tomado su hijo. Un día le dijo a su hijo:
- Tengo un amigo que ha dejado de labrar sus tierras y encima dice que no hace falta labrarlas, ellas saben que tienen que producir alimentos.
El hijo asentó:
- Tu amigo está chiflado. ¿cómo le va a dar la tierra alimento si no la cultiva? Dios es bueno, pero no va a cultivar la tierra porque él no quiera hacerlo.
Entonces, se dio cuenta que él mismo era el labrador que había dejado de cultivar sus tierras espirituales.
¿Te sucede a ti algo parecido?
Julián Escobar.
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