Imagen extraída de "www.sanfer.org"
El domingo de Resurrección de 1571 se hallaba Santa Teresa
en Salamanca en gran sequedad, de espíritu, a pesar de ser fiesta tan señalada.
Al llegar la noche, se juntaron las hermanas para celebrar la fiesta y
comenzaron a lucir sus habilidades; una cantaba una saetilla de amor; otra danzaba
dando palmadas en las manos. Había entre las novicias una llamada Isabel de
Jesús, segoviana, muy habilidosa para trenzar versos y para cantarlos después.
Santa Teresa la quería mucho, y como ella era ingeniosa "y tenía la voz
muy dulce, salió al corro y cantó así:
Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos,
muérame ye luego.
Al oírlo quedó la Santa arrobada en éxtasis entre las demás
religiosas, y como no volvía en sí, la llevaron tres o cuatro a su celda, de
donde no salió hasta el día siguiente. Todavía parecía estar absorta y como
fuera de sí. (En su Vida, ALBERTO Risco, S. J , pág. 366.)
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¿Qué es
para usted la santidad?
Julián Escobar.
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