Imagen extraída de "www.sanfer.org"
Preguntando Olibrio, prefecto de la ciudad de Antioquía, a
Santa Margarita mártir, acerca de su fe, respondió ésta con ánimo y firmeza: «¡Soy
cristiana!» «¿Cómo?, exclamó el prefecto, enfurecido con tan atrevida
confesión; ¿no te avergüenzas de ser cristiana? ¿Has de ser tan necia, que
tengas por Dios a un hombre que murió en la cruz como criminal entre ladrones?»
«¿De dónde sabes tú, replicó ella, que Jesucristo; a quien yo adoro como Dios, fue
clavado en la cruz?» «De lo que refieren vuestros evangelios, que yo he leído»,
respondió Olibrio. «Así es verdad, añadió Margarita; pero leed lo demás, pues
esos mismos evangelios, que cuentan la pasión y muerte de mi Redentor,
refieren, también que al tercer día resucitó de entre los muertos, y que por su
propia virtud subió a los cielos, en donde está sentado a la diestra de Dios su
Padre. Avergonzaos más bien vosotros, que tenéis ojos para ver los oprobios de
Jesucristo, mi Dios y Redentor, pero sois ciegos, para no ver su gloria y los
resplandores de su divinidad. Yo creo en la divinidad de Jesucristo, no porque
él padeció y murió, sino porque por su propia virtud y poder resucitó glorioso
del sepulcro». (Los BOLANDOS, Act. Jul. V, pág. 37.)
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¿Cree
usted más en el otoño e invierno que en la primavera y verano?
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¿No cree
que la Resurrección de Cristo es la Eterna Primavera de los que creen en
Cristo?
Julián Escobar.
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