Imagen extraída de "2.bp.blogspot.com"
María, por si lo hemos olvidado, fue una mujer normal. Y, haciendo las cosas de cada día, recibió la visita del Ángel.
Hay que aportar algo cada día
Hay que limpiar el mundo de tanta mentira
Hay que limpiar el corazón de cada uno
Hay que trabajar con una mano en el arado y con otra agarrando a Dios
¿Ofreces a Dios lo que haces cada día? ¿Prefieres servir o ser servido?
“Me pregunto a quién le suplicaba. Supongo que al Dios en el que no creo, y al que he acabado volviéndome tantas veces en busca de ayuda… A dos celdas de la mía, hay un recluso que dice que en el corredor de la muerte no hay ateos” (El paciente. J. GómezJurado).
Julián Escobar.
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