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Jesús, por si lo olvidamos, puso el mundo al revés. La riqueza, para Él, era pobreza y, los grandes, eran los más pequeños del mundo.
Nosotros, por la presión de la sociedad, aspiramos a “ser estrellas”, pero sin luz en el cielo. Pero ¿y la verdadera alegría, dónde se encuentra?
María nos puede ayudar a ser estrellas de la verdad, del perdón, del amor y de la fe.
¿Estás dispuesto a intentarlo? ¡Anímate!
Hay personas que huelen a sudor y su aliento es putrefacto. ¿Por qué no se bañan, ni se lavan los dientes? Por lo mismo que hay personas que dejaron de asesarse con la gracia divina.
Julián Escobar.
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