No seas un robot de tus manías, de tus tozudeces, de tus caprichos. Los malos hábitos impiden ver las cosas tal como son y de amar con sinceridad. Fíjese usted: sentir, ver, amar, buscar, reír y confiar. En estos caminos y senderos usted encontrará al Resucitado diciéndole: “¡Hace tiempo que te espero!”. “Mis heridas, los agujeros de los clavos, son las heridas que tú haces a los demás queriendo o sin querer porque no sigues el camino del Evangelio”. Una persona robot es una persona sin sentimientos, y las personas sin sentimientos son peligrosas.
Decía un padre del desierto: “Así como es imposible que veas tu rostro en el agua agitada, de la misma manera el alma, si no está libre de pensamientos extraños, no puede orar a Dios”.
¿Es usted un robot de sus manías? ¿Es usted una persona sin sentimientos? ¿Es usted un cristiano sin oración?
Julián Escobar.
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