Un soldado preguntó a un sacerdote si Dios podría perdonar a un pecador. El sacerdote le dijo: “Si tu guerrera estuviera rota, ¿la tirarías?”. “¡NO!”, replicó el soldado, “la remendaría y me la pondría de nuevo”. El sacerdote entonces le contestó: “Si tú te cuidas de tu guerrera, ¿no tendrá Dios cuidado de su propia criatura?”.
Dios es Amor y cuando hay amor hay ausencia total de rencor, desprecio o indiferencia. Amor es entregarse. “Yo no doy limosnas ni sermones, me doy a mí mismo” (Walt Whitman).
- Perdón por ofender.
- Perdón por engañar
- Perdón por desear lo prohibido.
- Perdón por la indiferencia
- Perdón por creerme mejor que tú.
Julián Escobar.
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