domingo, 16 de agosto de 2015

16 de agosto de 2015

Imagen extraída de "www.imagui.com"

Yo, Dios, te pregunto
Sin sacrificios y abnegación no hay éxito grande en esta tierra; y tú, ¿quisieras llegar en tren de lujo al mayor de los éxitos: a la nobleza de carácter?
Ya sabes que, cuando alguien se prepara para el campeonato, el entrenamiento ha de tener dos direcciones.
Por una parte, se ejercita día tras día, de suerte que llega a tener molidos los huesos. Supongamos que va a tomar parte en un concurso de remo. Se levanta temprano, con el rayar del alba. Se encamina a pie hasta el club de regatas. Se sienta en el esquife y rema y suda todos los días. Curtido por el sol, sudando a mares, quebrantado, sale después de tres horas, para empezarlo todo de nuevo al día siguiente, y en los días sucesivos, semanas y semanas.
Por otra parte lleva una vida muy moderada y se abstiene de muchos placeres. Casi no se atreve a comer pastas, para no engordar. No puede fumar. Le están vedadas las bebidas alcohólicas. Cada noche ha de acostarse puntualmente, etc.
¿Y para qué toda esa abnegación? Por una medalla de plata y para la gloria de ser el campeón. Y a ti, ¿te pesa la lucha para conseguir un buen carácter?
Julián Escobar.

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