7 de agosto de 2015
En 1931, el novelista inglés Arnold Bennet (1867-1931), tratando de demostrar a las incultas gentes de París que el agua que bebían no era la causa de la epidemia de tifus que asolaba la ciudad, bebió públicamente un vaso de aquellas aguas. Pocos días después murió de tifus.
No seas un empedernido orgulloso. No quieras coger con tus manos a Dios. A Dios se le puede abrazar con el corazón y en actitud humilde.
Haz buenas obras y estarás acariciando a Dios aunque no lo veas.
Julián Escobar.
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