“¡Mi alma ensalza al Señor!”
María, la Virgen, canta con gozo a Dios por las maravillas que ha hecho en Ella. Y es que Dios acaricia y llena de dones a las personas sencillas y humildes de corazón.
Los Padres del desierto hacen referencia al diálogo del diablo con un monje. El diablo le dice:
“Tú te levantas temprano, yo nunca duermo.
Tú ayunas, yo no como nunca.
Solamente no puedo hacer una cosa: ser humilde”.
Y es que la humildad es la raíz de todas las demás virtudes cristianas. Es la humildad como las raíces de árboles y plantas. Sin ellas no se es nada. Ya sabemos que “el hombre crece cuando se arrodilla” (Alessandro Manzoni).
- ¿Sabes poner a tu mente y a tu corazón de rodillas?
- ¿Agradeces a Dios cuanto de bueno tienes?
Julián Escobar.
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