Josefina Bakhita fue una muchacha que a los 9 años unos traficantes de esclavos la secuestraron y la vendieron en los mercados de Sudán. La compró la esposa de un general tratándola cruelmente. Tantas veces fue azotada que tenía 144 cicatrices en su cuerpo. Luego un mercader italiano la compró y la familia la trató con respeto y la introdujeron en la fe y en la Iglesia. Ella dijo: “Ahora soy definitivamente amada: este Gran amor me espera. Por eso mi vida es hermosa”. Hoy está en los altares. Entró de religiosa el 8 de diciembre de 1896 y así vivió 50 años. Era conocida por su amabilidad, su voz suave y su sonrisa perenne. En 1992, el Papa Juan Pablo la declaró beata y el año 2000 fue canonizada.
¿Siente usted el Amor de Dios como ella lo sentía?
Julián Escobar.
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