Un amigo a otro: “¿No sientes celos de mí por la guapetona-güenona de chica con la que salgo?”. El amigo abrió un cajón y sacó de él una caja preciosa y le dijo: “Es para ti, El enamorado de la guapetona”, la abrió y dijo: “¡Pero si está vacía! ¿Para qué quiero yo esta caja?”. “Así es tú ‘guapetona’: tonta y vacía. ¿Y quieres que sienta celos? Y tú eres igual que ella. Te llama ‘mi peluche’ y tú ‘mi corazón’. ¿Lo crees normal con los cuarenta años que tenéis?”.
El amor verdadero no necesita de peluches o “corazones”, necesita tratar a quien se ama sin más condimentos que el deseo de hacer feliz, más que con palabras con obras y gestos. Un regalo que hable de amor, una sonrisa que exprese alegría e ilusión, un abrazo que sepa a protección.
Julián Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario