Hacen falta católicos que nunca se retiren de la sociedad ante las adversidades o máximas exigencias. Cristo estaba donde le necesitaban y nunca se retiraba cuando había que dar de comer al hambriento, o defender al pecador y marginado, o consolar a los afligidos, o proclamar que Él era el Mesías aunque sufriera desprecios e intentos de ser lapidado. ¡Que ningún católico se evada de sus responsabilidades! Cada católico debe actuar como enviado por Cristo. Napoleón decía que “Cada soldado lleva en su mochila el bastón de Mariscal”. Así, cada católico lleva en su corazón el Mensaje de Cristo y el afecto de la Iglesia. Ambos debe ofrecerlos a toda persona.
¿Usted prestigia a la Iglesia ejercitándose con las obras de misericordia?
Julián Escobar.
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