.El amor al prójimo es amar a todos los que Dios ama. “Cuanto más extenso sea tu amor, más divino es”. Si un médico debe intentar curar por igual al que le tiene simpatía o antipatía, mucho más un cristiano tiene que amar a todos. Es normal que amemos a la persona que nos hacen el bien, pero sin excluir al que nos agravia. Un padre del desierto decía: el sol no cambia dependiendo de dónde caen sus rayos, ni se oscurece si se seca un pantano. Así, un cristiano no debe cambiar el rostro según las circunstancias.
- ¿Quién es para usted su prójimo?
- ¿Ve imposible “amar” a los enemigos?
Julián Escobar.
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