Un carbonero animaba a un lavandero a que se fuera a vivir con él; le hablaba de las grandes ventajas de vivir juntos; se harían compañía, se ahorrarían un alquiler, también en la comida…
- Todo eso está muy bien – le respondía el lavandero – pero mi oficio es lavar ropa y tú andas entre carbón; yo hago que la ropa quede limpia y tu tiznas cuanto tocas ¿sigues pensando que podríamos convivir?
No sea usted una de esas personas que llevan dentro un carbonero y un lavandero. No conviva tranquilamente con el mal y con el bien. El carbonero es el pecado, el lavandero es la gracia.
- ¿Lleva usted dentro un carbonero y un lavandero?
- ¿Quién manda más, el carbonero o el lavandero?
Julián Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario