La felicidad no se encuentra dando vueltas.
Un cachorrillo le dijo a un perro viejo:
- He aprendido en un curso de filosofía que la felicidad es el colmo de la vida y que se encuentra en mi rabo. Desde entonces me dedico a perseguir mi cola; cuando consiga atraparla, tendré la felicidad.
El perro viejo contestó:
- Sí, eso también lo aprendí yo en filosofía. Pero después de muchos años que llevo persiguiendo a mi rabo, he notado que, cuando persigo a mi rabo, doy vueltas y vueltas y mi rabo se me escapa, y sin embargo, cuando continúo mi camino, el rabo me persigue. Así que he decidido que la felicidad no se persigue, hay que crearla. Quizás si compartimos la comida, saltamos y jugamos seamos felices.
- ¿Eres feliz cuando compartes?
- ¿Se puede ser feliz siendo narcisista?
Julián Escobar.
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