Los egipcios adornaban las entradas de sus templos con arboledas floridas, sus portales con hermosas columnas, sus muros eran pinturas peregrinas. Lo adornaban con plata, oro y mármoles ricos traídos hasta de Etiopía. Todo era lujo y belleza.
Pero cuando uno pasaba a su interior con el deseo de ver alguna imagen del dios que allí moraba, ¿qué se encontraba? Un gato, un cocodrilo, una serpiente… ¡Tanta belleza por fuera y un dios tan horrendo por dentro!
- ¿Es usted belleza por fuera y horrendo/a por dentro?
- ¿Sus sentimientos son bellos u horrendos?
Julián Escobar.
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