San Cirilo de Jerusalén habla de un jardín con un pozo. Sus aguas riegan todas las plantas, todas las flores. Como el agua no tiene color no impide que cada flor permanezca con su color, que la rosa sea roja y el lirio blanco. Así es la gracia divina, agua que nos hace hermosos sin coartarnos. La persona que se aleja del jardín con pozo lleno e inagotable de agua se pierde como el hijo menor de la parábola. Se gastó todo en jardines sin pozo, con personas sin amor. Antes de tomar decisión alguna hay que pensar en si beneficia a los demás o no.
- ¿Permites que Dios tenga voz y voto en tus decisiones?
- ¿Te crees con derechos ante Dios?
Julián Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario