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Camino a seguir
Una religiosa pedía diariamente a Dios que le diera a conocer por qué camino habían llegado los antiguos Padres de la Iglesia a la Santidad. Una noche un ruido lo despertó y vio sobre su escritorio un libro y escuchó una voz que le decía:
- ¡Levántate y lee!
Se levantó y leyó estas palabras:
«El camino de perfección de los padres antiguos fue: “amar a Dios, desprenderse de todo cuanto poseían y no despreciar ni juzgar a nadie».
- ¿Ama a Dios más que se ama usted?
- ¿No desprecia ni juzga a nadie?
Julián Escobar.
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