Imagen extraída de "www.bokelberg.com"
Una anciana padecía una enfermedad que le infligía profundos dolores. ¡Jamás se quejaba! El doctor que la atendía un día le preguntó cómo era que jamás se quejaba padeciendo tantos dolores. La anciana, con una medio sonrisa le respondió: “¡Cómo yo siendo católica voy a quejarme de lo que sufro si Él (Cristo) jamás se quejó de los suyos que eran infinitos más que los míos!” La fe da valor y deseos de “sonreír aunque llore el corazón de dolor”.
- ¿Es usted un quejica?
- ¿Busca usted admiración o atención exagerando sus adversidades?
Julián Escobar.
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