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Se dice que en la oración “es preferible tener un corazón sin palabras que palabras sin un corazón”. Pero esta máxima pasa para casi todo lo que hacemos las personas. Por ejemplo: “Es preferible amar sin palabras, que decir palabras sin amor”.
Tenemos que preguntarnos ¿qué tanto por ciento de veces que rezamos y hablamos lo hacemos sin corazón? Muchas veces oímos o decimos: “¡No sientes lo que estás diciendo!”, es decir, “sólo son palabras”.
La verdad es que quien usa muchas palabras es que tiene poco que decir. Recuerden los discursos de Cantinflas. ¡Hablar mucho para no decir nada! Un político casi nunca responde con un sí o un no a una pregunta comprometida.
- ¿por qué no responde usted con un sí o un no?
- Bueno, es que su pregunta necesita ciertas matizaciones que yo voy a hacerle.
- ¿Hablas mucho y amas poco?
- ¿Eres un vendedor de palabras?
Julián Escobar.
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