¡No todo es conveniente!
Los filósofos antiguos comparaban la vida con un paseo por el mercado. El necio piensa: ¿Cuánto dinero necesito para comprármelo todo? El sabio sonríe y dice: ¡No necesito nada de todo esto!
Si nos llenamos de “cosas” no podemos llenarnos de Dios y de personas. Abarrotamos nuestras casas de extraordinarios muebles, pero están vacíos de vida familiar. ¡Hay que aprender a elegir! San Pablo dice: “Todo me es lícito. Pero no todo me es conveniente” (1 Cor 6, 12). Lo que no nos es conveniente hay que descartarlo de nuestra vida.
- ¿Tienes claro lo que te conviene y lo que no?
- ¿Te llenas de cosas en vez de personas?
Julián Escobar.
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