Dar cada día un poco de felicidad
Jesús multiplicaba panes y peces, daba de comer a miles… ¡Nosotros no podemos hacer tanto! Pero Jesús nos dice: “Dadles vosotros de comer”. ¿Nos hubiese dado ese encargo si fuera imposible para nosotros? Si damos un poco cada uno el hambre desaparecería. Pero además hay muchas clases de hambres. Hay hambre de compañía, de ser escuchado, de ser querido, de sonrisas, de buenas palabras. Quizás muchas personas que están a tu alrededor se están muriendo de alguna de esas hambres. «La esposa curó cuando el marido le dijo: “Si te mueres tú me muero yo, porque tú eres mi vida” ».
- ¿Multiplicas palabras y gestos que alimentas?
- ¿Eres pan o ceniza para los demás?
Julián Escobar.
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