Imagen extraída de "www.pymenews.es"
¡El amor a Dios, a tu esposa/o, a tus hijos…!
Un buen comerciante, en lo que respecta a su negocio no tiene más que un fin: acrecentar su capital con su negocio. A este fin subordina toda la actividad de su vida. Piensa, sueña y trabaja haciendo planes para acrecentar su negocio. ¡Qué bien trata a los que pueden ayudarle a conseguir su ideal, tener un super-negocio! Toda su vida gira alrededor de su interés comercial. Incluso su esposa/o, se juega que le dedica más tiempo al negocio que a la familia. ¿Qué nos sucedería a cualquier cristiano si nos pareciéramos a él, pero en lo espiritual, en el deseo de ser buenos cristianos?
- ¿Te pareces tú a él?
- ¿Pones tanto empeño en vivir el Evangelio?
Julián Escobar.
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