Entre paredes en ruinas han crecido zarzagales que ocultan entre sus ramas sus espinas. Sus hojas aparecen apetitosas para los corderillos. Se acercan a lo que creen que va a ser un banquete, pero al meterse entre aquellas ramas son heridos y les arrancan vellones de lana. En cambio a los lagartos penzoñeros las zarzas le dan amparo, cobijo.
A los buenos, a los mansos, a los generosos los hiere con sus espinas. A los malos, a los reptiles, los acobija. ¡Así hace mucha gente con los cristianos!
- ¿Eres reptil o cordero?
- ¿Cobijas a los buenos o a los malos?
Julián Escobar.
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