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¡Yo estaba allí, y no dije ni hice nada!
Un día te pesará como si llevases una roca sobre tus hombros y tu alma te reprochará: “Tú estabas allí y no dijiste o hiciste nada”. Sí, algún familiar, un grupo de amigos, algunos compañeros del trabajo, difamaron, despreciaron o insultaron a Cristo, el Evangelio o a la Iglesia y tú “estabas allí y no dijiste ni hiciste nada”. San pedro negó ser uno de los discípulos de Jesús e incluso conocerle. Después su mirada se cruzó con la de Jesús. ¡Jesús le miró con amor! ¿El temor a la opinión de los demás es más fuerte que el Amor de Cristo?
- ¿Qué haces tú cuando oyes desprestigiar a Cristo?
- ¿Lo defiendes con fortaleza alegre?
Julián Escobar.
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