¡El que escucha y obra!
Los griegos no concebían que uno pudiera pensar de un modo y comportarse de otro. No hacían distinción entre razón y voluntad. Por eso para Sócrates, el pecado es la ignorancia, pues si uno supiera lo que le hace bien, lo haría.
Habría que decirle a Sócrates que muchísimos veces sabemos que actuando de tal o cual manera nos perjudicamos, pero no damos marcha atrás.
Construir nuestro presente sobre roca para permanecer fuertes en el futuro, es que nuestras palabras vayan avaladas por nuestras obras. Ya no vale eso de: “soy una persona de palabra”, ahora hay que ser: persona de obras.
- ¿Buscas tu placer o tu bien?
- ¿Hablas mucho y haces poco?
Te doy gracias tiempo de Adviento porque me das la oportunidad de limpiar mi vida de simples palabras y preparar la llegada de Cristo con buenas obras.
Julián Escobar.
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