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Las personas hablan, no chillan
Una palabra no cambia el mundo, pero ayuda a que las personas se animen a cambiarlo. Pero hay palabras que son colmillos de leones hambrientos, rompen y desgarran. Jesús “enseñaba con autoridad”. ¡No gritar, no maldecir, no acusar!
Cristo iba predicando, pero no lo hacía como ciertos predicadores, en especial ciertos pastores protestantes que gritan y golpean la Biblia. Sus palabras eran como brisa no como huracán. Los huracanes asustan y cometen estragos.
- ¿Gritas al hablar o cuando te enfadas?
- ¿Rezas como hablas, hablas como rezas?
Un religioso, al final del día, está recitando salmos. Fuera de su celda escuchó un gran ruido. Se asomó y vio un ejército en posición de guerra. ¿Qué ocurre? – preguntó. El que iba al frente del ejército le respondió: “Estamos preparados para atacarte y atacar cuando tú dejes de rezar”
Julián Escobar.
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