Imagen extraída de "www.biografiasyvidas.com"
Cuenta Suetonio, que al arrojar a la hoguera el cadáver del padre del emperador Calígula, fue reducido a cenizas, pero el corazón quedó entero. Lo examinaron los médicos y encontraron en él tal cantidad de veneno, que neutralizó la acción del fuego.
Este ejemplo nos sirve a los cristianos para reflexionar. Si el veneno neutraliza la acción del fuego, ¿sabemos que es veneno no amar? Si nuestro corazón está lleno de egoísmo, que es otra clase de veneno, no podrá ser purificado por el fuego del Amor de Dios. Así que tenemos que examinarnos:
1. ¿Está mi corazón envenenado de egoísmo?
2. ¿Soy retorcido de corazón?
3. ¿Dejo que mi corazón se vaya envenenando con odios, envidias, rencores, indiferencias?
4. ¿De palabras y obras enveneno a personas?
Julián Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario