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Un sultán soñaba que perdía todos los dientes. Llamó a un sabio para que le interpretara el sueño, y éste le dijo: “Cada diente es la pérdida de un pariente”.
- ¿Cómo te atreves a decirme semejante “insolencia”? Que le den 100 latigazos.
Llamó a otro sabio, que le dijo:
- “Sobrevivirás a todos tus parientes”.
- ¡Magnífico! Que le den 100 monedas de oro.
Los dos le habían dicho lo mismo, pero de diferente manera.
No es lo mismo lanzarle a la cara una piedra preciosa a alguien que dársela envuelta en paño de terciopelo.
Julián Escobar.