Imagen extraída de "www.gamba.cl"
¿Revalorizamos o devaluamos?
Un rey visitó una fábrica de cerámica. El propietario le iba enseñando los distintos procesos donde tenían varias piezas preparadas para meterlas en el horno y ser cocidas, el rey tocó una de ellas. Como el barro aún estaba tierno dejó sus huellas en ella. Nada más marcharse el rey, el dueño añadió a las huellas del rey unas letras: “Estas huellas son del rey”. Y una vez cocida la vasija, la puso en subasta y le dieron mucho dinero por ella. El barro de todas las vasijas era el mismo, pero por las huellas del rey adquirió un gran valor. Ahora hay que preguntarnos: Cuando nos juntamos con otras personas, ¿las revalorizamos o devaluamos?
- ¿Añades tú valor a las personas con las que te juntas?
- ¿Vas dejando huellas cristianas por dónde vas?
Julián Escobar.
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