- ¿Qué tal la fiesta de ayer, Manuel?
- Muy, muy bien. Y con un episodio épico. Jaja... desde ayer llevo riendo.
- ¿Qué ocurrió?
- Mi consuegra apareció "peripolada" vestido largo y una pamela más amplia que la plaza de toros de las Ventas. El vino era exquisito. Se sentó junto a mi suegra. Le dieron de lo lindo al tintorro, copa va, copa viene. Mi Isabel me decía: "¡Hoy se emborrachan las abuelas, pero dejemos que disfruten!". Pusieron pasodoble y salieron a bailar. Cada vuelta que daban era un peligro para ellas. En medio de la pista había un estanque con flores flotando y en una de las vueltas... jaja... ¡se convirtieron en flores del estanque!
- ¡No me parece bien que se rieran de ellas!
- Pues nos reímos. Ya fuera del agua hasta ellas se reían al verse una a la otra.
- El vino hace locuras.
- La locura más grande no la hace el vino, sino querer comportarse como jóvenes siendo viejas o ancianas o de la cuarta edad. ¡Un hombre o una mujer mayores que se visten o quieren ser jóvenes es ridículo. ¡Cada edad tiene su belleza!
Julián Escobar.
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