- ¿Le asustó un poco contraer matrimonio? ¡Es un cambio tan grande!
- Jaja... Mi madre antes de casarme me "medio" obligó a leer una novela holandesa que ahora no recuerdo el título ni autor. Contaba que un muchacho que vivía en un colegio donde no se encontraba a gusto. El muchacho procedía de un pueblo bastante aislado, estaba acostumbrado al silencio, en cambio, ahora se encontraba entre muchachos revoltosos. Lloraba por las noches en secreto. Su único consuelo era que en el dormitorio estaba prohibido hablar. Pero, aún en la oscuridad, en una esquina, había un gran ojo tallado en cartón con dos pequeñas lamparitas encendidas detrás, que parecía observarlo. Esto lo asustaba tanto que se le quedó grabado para siempre. Años después descubrió que la intención de aquel ojo iluminado pretendía recordar a los muchachos que no estaban solos, sino que Dios todo lo ve y les acompañaba. ¿Qué pretendía mi madre con obligarme a leer esa novela? Pues que de soltero a casado es un cambio brusco, como el del muchacho de la novela, que algunas veces lloraría de rabia ante los problemas y le echaría la culpa por haberme casado, y que Dios siempre nos acompaña y ayuda.
- ¡Vaya con su madre!
- Consiguió que fuera consciente del paso que daba.
Julián Escobar.
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