- ¿Dónde va, Manuel, con ese manojo de romero?
- Es para mi Isabel. le gusta que la casa huela a romero. Mi Isabel es para la casa muy coqueta. Cuando huele bien dice: "Esta olor es una bocanada de naturaleza". Y a mí me gusta lo que le gusta a ella.
- ¿Somete usted sus gustos a los gustos de ella?
- ¡Sí! ¿Pasa algo
- No, pero creo que es bueno tener y mantener los propios gustos y forma de pensar. ¡Cada uno es como es!
- El amor lleva una exigencia: No regatear nada, ningún esfuerzo para hacer feliz a la otra persona. Si hay amor, hay respeto. Quien no se sienta capacitado a renunciar a sí mismo para hacer propio lo de la persona que dice que quiere, es mejor que se abstenga de contraer matrimonio. Lo que dijo Jesús: "El que quiera seguirme.. que renuncie a sí mismo y me siga" vale para el matrimonio.
- ¡Puff! Muy místico me parece ese amor.
- ¡Ya! Pero si las casas, la convivencia oliera más a romero, habría menos discordias. ¡No lo olvide!
Julián Escobar.
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