- Vaya, no le veo hoy muy sonriente, Manuel.
- Es que ayer me ocurrió... ¡No sé si contarlo!
- ¡Cuénte, cuente que me divierta un rato!
- Pues que una señorita "despampanante", la muy pécora, pretendía que nos enrollásemos. ¿Puede usted creerlo?
- ¡Eso es normal!
- Jaja... ¿normal? Ella casada y con hijos y yo igual. ¡Es una pécora! Ya se lo advierto a mis hijas e hijos: ¡Cuidado con los compañeros/as "demasiado" "cercanos" y "sensibles". Les digo: "Si un compañero/a te guiña el ojo, dale un trozo de papel para que se quite la mota de polvo que se le ha introducido, pero nada de acercarte a ella o él a soplarle".
- Manuel, no hay que poner frenos a la vida. Lo que sea, será.
- ¡Nada de eso! El timón de nuestras vidas lo llevamos nosotros. ¿Usted se metería en un maremoto diciendo: "Lo que sea, será"? Cuando uno ama debe estar vigilante para que nadie ni nada le robe el amor o se lo dañe. ¿Está usted casado? Pues tontee usted todo lo que quiera con su esposa y deje a esas "mariposas" super atractivas por fuera, pero alocadas por dentro. Y lo mismo a esos jóvenes casados que ante sus compañeras tienen un comportamiento que grita: ¡Soy moderno, y aquí estoy para lo que quieras! ¡Anda ya! Haz feliz a tu esposa.
Julián Escobar.
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