- Manuel, le veo con la cara alegre.
- Es verdad. Me ha ocurrido algo gracioso con mi Isabel. Estábamos los dos tomándonos unos aperitivos, me sonó el móvil, hablé unos minutos. Al terminar mi Isabel me preguntó quién era y al decirle que era nuestra hija… ufff. “¡No puede ser! Ella siempre me llama a mí. ¡No puede ser!” Y miró su móvil por si la había llamado y ella no se hubiese dado cuenta. ¿Qué le parece?
- ¿Y por algo tan anodino se ha alegrado usted tanto?
- Me he alegrado por la cara de sorpresa de mi Isabel. Cuando hay tanto amor entre los esposos cualquier insignificancia lo conviertes en acontecimiento.
Julián Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario