La envidia es una manifestación de inferioridad.
El envidioso es como un gusano que quiere roer al que envidia.
- Manuel, ¿es usted algo envidioso?
- ¡No! Tengo mis defectos, pero no el de la envidia. Tampoco tengo tiempo para ejercer de envidioso.
- ¿Cómo?
- El envidioso se pasa todo el tiempo intentando meter cizaña entre familiares, amigos y conocidos. Difama y acusa. Además es astuto, pues llega a transformar la mentira en verdad, o a que los demás la tomen como verdad. Santo Tomás de Aquino decía que la madre de la envidia es la soberbia, y sus hijas, el odio y la murmuración.
Y usted...
- ¿Es usted envidioso?
- ¿Difama a quien le cae mal?
Hágase el propósito, hoy, de no murmurar de nadie aunque lo hagan de usted.
Julián Escobar.
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