Yo, Dios, te pregunto
Hay personas que no son ni infiernos ni paraísos, son puros purgatorios, almas atrapadas por egoísmos continuos. ¿Quién no le encantaría ser bueno? Pero, ¿qué hacen, en qué se esfuerzan por ser buenos?
- ¡Buenos días, Padre Dios!
- ¡Buenos días, hijo!
- Hoy seré una persona excelente
- ¿De verdad? ¿qué harás para serlo?
- Procuraré hacer algo grande por alguien.
- Uff. Mejor, hijo, comienza por sonreír, por oler las flores de los parques, por no ser martillo que golpea con envidias y críticas. Recuerda, hijo, que cuanto más egoísta es una persona más pintorescas promesas hace.
¿Qué se propone usted hacer hoy para comenzar a ser una buena persona? Yo le propongo que intente quitarse el más pequeño de sus defectos. Los grandes son el almacén de los pequeños. ¿Qué defecto insignificante intentará eliminar hoy de su vida?
Julián Escobar.
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