- Buenos días, Manuel.
- Buenos días. Y en verdad que lo son.
- ¿Por algo en particular?
- Al llevar al colegio a uno de mis nietos, le fui explicando que las manos de Dios están extendidas sobre todas las personas y nos protegen. ¿Y sabe lo que me preguntó él? Pues me dijo: “Abuelo, las manos de Dios nos protegen, ¿y nuestras manos pueden proteger a alguien?”.
- ¿Y usted qué le ha respondido?
- ¡Qué sí, claro! Cuando él ayuda a sus hermanos menores, sea en lo que sea, les está protegiendo.
Ya sé que usted no es muy creyente, pero las personas no están hechas para devorarse, no son lobos, sino para ayudarse. Así que hay que preguntarnos:
- ¿Colabora en casa para que todo vaya bien?
- ¿Soy prolongación de las manos de Dios que protegen y ayudan?
Julián Escobar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario